Nota Publicada en el diario
Crítica de la Argentina de Jorge Lanata
El 24 de mayo de 2008
La planta bonaerense de Salto del gigante de la alimentación, Arcor, no tiene patrones, por lo menos a la vista, desde esta semana. Los operarios de la fábrica, una de las más modernas del grupo que comanda Luis Pagani, echaron a los directivos y tomaron las instalaciones en demanda de un aumento salarial y mejores condiciones de contratación. Se trata de la medida de fuerza más extrema en contra de Arcor en sus 57 años de vida. La empresa advierte ilícitos y desabastecimiento.
La protesta por salarios acumuló en una semana todos los condimentos: huelgas, movilizaciones, la ocupación de las instalaciones y hasta la participación del dirigente Raúl Castells, que se solidarizó con los 600 operarios de Salto y este jueves marchó a las oficinas de Arcor en el centro porteño.
El conflicto desbordó a la conducción nacional de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA), que no avaló la toma de la planta donde se elaboran galletitas de Bagley, como las Criollitas. Desde la empresa, el sindicato y el Ministerio de Trabajo reconocieron que la fábrica entró en una suerte de anarquía y ninguna de las partes se animó a pronosticar una resolución en el corto plazo. Incluso, Castells y los manifestantes prometieron recorrer las plantas de Arcor en el resto del país para convencer a los operarios de seguir sus pasos.
La medida de fuerza se adoptó en medio de las negociaciones entre FTIA y las cámaras patronales por el aumento que regirá este año en la industria. El gremio reclamó subir el salario mínimo en el sector de $1.400 a $1.900, lo que equivale a un 36 por ciento. Esta semana, ante la falta de avances y cuando el gremio había comenzado paros de dos horas por turno, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria por diez días.
Sin embargo, el personal de Salto optó por mantener la huelga y avanzó hacia la ocupación de las instalaciones, que hasta ayer no registró incidentes. “Las autoridades de la fábrica fueron invitadas a recoger sus pertenencias y retirarse”, admitieron en la compañía. La empresa envió en la semana telegramas a los trabajadores que participaban de la toma para notificarlos de los supuestos ilícitos derivados de la medida y exigirles abandonar la planta.
Fuentes de la empresa reconocieron que la medida comenzó a generar desabastecimiento y “daños irreparables” en la producción, y advirtieron que la falta de solución en el conflicto demorará la definición de la paritaria nacional con toda la industria. El Ministerio de Trabajo intervino este jueves a través de una agencia de San Nicolás, pero no logró un acuerdo en las reuniones entre las partes. La cartera laboral citó a una nueva audiencia para el lunes a las 11.
Castells, por su parte, apoyó la protesta al afirmar que “la alimentación es uno de los poquísimos gremios que todavía no firmó un aumento salarial” y que “en la planta de Salto, el promedio salarial es de 1.200 pesos, con un grado de explotación terrible”. El jefe del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados se encontraba en Salto para acompañar los reclamos de los chacareros de la zona cuando se enteró de la protesta en Arcor.
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